miércoles, 23 de enero de 2008
Silvia Mónica Quintela Dallastra "María"
Detenida-Desaparecida el 17/1/77 Tenía 28 años
Silvia estaba casada con Abel Madariaga y esperaba su primer hijo. Era peronista y había pertenecido a la Juventud Peronista en la facultad. Era médica y atendía a los pobres en una pequeña clínica en Beccar, cerca de la villa La Cava. Era muy activa en la asociación médica de la provincia de Buenos Aires.
A las 9:30 de la mañana del 17 de enero de 1977, Silvia se dirigía a la estación de trenes a encontrarse con una amiga. Caminaba por la calle Hipólito Irigoyen en Florida, provincia de Buenos Aires, cuando tres ford falcons la rodearon. Hombres vestidos de civiles, que pertenecían al 1r Cuerpo del Ejército salieron de los autos y la agarraron. La metieron en uno de los falcons y se la llevaron. Esa misma tarde, siete hombres allanaron la casa de la madre de Silvia, Luisa Quintela, revisaron todo y le dijeron que su hija había sido detenida. Silvia tenía 4 meses de embarazo.
Informaciones proporcionadas por sobrevivientes del centro clandestino de detención "El Campito" que funcionaba en la guarnición militar de Campo de Mayo, indican que Silvia permaneció detenida allí y que al momento del parto, a fines de julio de 1977, fue trasladada al Hospital Militar de Campo de Mayo. Allí dio a luz por cesárea a un varón al que llamó Francisco. El bebé le fue retirado horas después del parto.
Es probable que el bebé sea el que fuera sustraído por el ex-mayor médico Norberto Bianco del hospital militar de Campo de Mayo y anotado como hijo suyo bajo el nombre Pablo Bianco. En 1986, al enterarse que las Abuelas de Plaza de Mayo estaban investigándolo, Bianco tomó a su mujer y sus dos hijos Carolina (también probablemente hija de una desaparecida) y Pablo y huyó a Paraguay.
Bianco y su mujer fueron finalmente extraditados a Argentina en 1997, juzgados por robo de menores y condenados, aunque luego fueron excarcelados. Carolina y Pablo, sin embargo, siempre rehusaron hacerse los exámenes de ADN para confirmar quienes eran sus padres biológicos. Los dos chicos se casaron siendo adolescentes para ser considerados mayores de edad, lo que le quitó a las cortes paraguayas la facultad de obligarlos a hacerse los exámenes de ADN.
La justicia probó de que los dos chicos eran hijos de detenidas-desaparecidas y de que sus documentos habían sido falsificados.
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